miércoles, 14 de marzo de 2007

ESQUIFE Y ALBATROS

El esquife hiere lentamente la marea, tan sólo el entrecortado aliento de los ponientes le insuflan vida, no lleva destino: una sola vela rasgada le acompaña en sus lamentos. Un albatros solitario le custodia, sus pupilas se desgranan en tormentas que bambolean la frágil embarcación. Piélagos y llanto son un mismo horizonte sin crepúsculo. -Vastísima soledad y silencios rotos, como un adiós-. No hay versos suficientes para la travesía, ni pan, ni agua dulce para el anhelo. El mar se torna una nada indisoluble, relámpagos de dolor revientan en un matiz absurdo de tristezas y sombras de sueños resquebrajados.

El esquife tirita, solloza, y empieza a sucumbir. En vertical caída, el albatros se despeña, se golpea con lo que aún asoma de la proa, recuesta su cabeza en una caricia sublime, mientras una última lágrima de su mirada sin luz, se funde con la inmensidad salina.

Las plumas azules de una quimera, caen del firmamento gris-celeste, como pétalos de flores en un postrer tributo, en el que la renuncia queda esbozada en el infinito.


Issa Martínez

FIEL EN EL SILENCIO

Son sólo conjeturas, caricias que se esconden entre la fragilidad de las palabras. Engaños que me trazo y anido en los matices ingenuos de mi soledad palpitante. Ilusiones que apreso con mis manos llenas de madrugadas sórdidas.



Eres tú: a veces quieto, a veces triste, callando dulcemente para no condenar mi intuición desahuciada desde sus inicios.



(Entre silencios: infinitamente fiel a mí.)



Issa Martínez

SI LAS ROSAS...

Una epístola acunada en el anonimato de mi voz, impregnada con los momentos más tempranos de mis amaneceres en los que se difumina tu existencia.
Una misiva escrita en las prolongaciones delazogue que nos acerca a distintas horas, en dónde la luna te musite las reverberaciones de mi esencia que te añora, y, las transmute en mis palabras que te digan:

"Escucha mi eco en la melodía del los confines de ámbar, moja tu piel en los murmullos de mis piélagos sin fijarte en su color, porque nuestro mar es el mismo que revoca las fronteras, el mismo que desborda su cauce con las lágrimas de nuestras nostalgias, el que en simbiosis de versos, reúne nuestras almas".

Si las rosas nítidas vaciaran sus pétalos en la artesa de mis manos, crearía papiros para escribirte en matices de rojo, desde el escarlata hasta el púrpura, haciendo una pausa en el más brillante rubí; el de mi sangre anhelante.

Entrega inmediata…

en el sublime aliento de uno de mis besos.


Issa Martínez